-Por favor, Niall no digas nada- suplicó Louis con todo su ser apresurándose a recoger su camiseta.
-Por dios, tío ¿qué significa esto?-.
-No digas nada- seguía lloriqueando Louis.
-Pues cuéntame qué está pasando, Louis, estoy harto de permanecer al margen-.
El aludido miró a su alrededor para comprobar que ninguno de sus conocidos estaba cerca, señaló a la piscina con la cabeza y ambos se sumergieron salpicando con fuerza, nadaron hasta el jacuzzi y allí se sentaron, Niall dispuesto a escuchar imparcialmente y Louis dispuesto a contar acojonadamente.
5+2
Acababa de terminar de hablar con Marina, me había portado bien, lo habíamos solucionado de una manera pacífica y adulta, así que estaba bastante orgulloso de mí mismo. Decidí volver al hotel, arranqué mi coche y me puse en marcha. Pero es un camino largo, muy largo, por lo que no tardé en ponerme a pensar y derrumbarme.
¿Cómo había podido pasar algo así en tan poco tiempo? ¡Ni si quiera fue un día! Unas horas y un puto beso, ¿Eso era lo que hacía falta para romper una relación como la nuestra? Llevábamos juntos casi un año, vacaciones en Italia incluidas, además de toda una colección de meses sin poder vernos: hablando por skype, intentando que todo saliera bien y no nos pasara como a mi querido amigo Liam... Creo que en algún momento del trayecto mi cabeza se preguntó si lo de Zayn no sería un pasatiempo, de ambos, porque ya sabemos cómo es Zayn… Eso me cabreó, me cabreó muchísimo y pensé en volver e intentar hacer entrar en razón a Marina ¿Pero sabes qué? A Marina no se le puede hacer entrar en razón.
Y ante eso me encontré, tan traicionado y tan solo… porque todos estabais alrededor de Zayn, sí, yo me había ido a buscar a Marina y a intentar solucionarlo todo, pero no recibí ni una llamada hasta más tarde, cuando ya era demasiado tarde como para que algo me importara o como para entender la realidad… Me dije “esa tía está loca y el otro es un grandísimo cabrón”. Sí, grandes acusaciones para grandes traiciones. Di media vuelta, sin intención de ir a buscar a Marina, solo pensaba en una cosa: dejar todo eso atrás, volver a casa y ocuparme solo de mi familia.
Había conducido tanto tiempo bajo la oscuridad de las calles que cuando entré en el aeropuerto lo primero que pensé fue que me dolían los ojos. Aun así conseguí sacar un billete para Doncaster, tan solo tendría que esperar una hora y estaría de camino a casa. Ni si quiera tenía mi equipaje, estaba todo en casa de Marina, pero me dio igual. Era una noche en la que todo iba más deprisa de lo normal y el dolor que sentía aceleraba mis impulsos egocéntricos.
Entonces comprendí algo, tan obvio y tan perfecto que me asustó: ¡Por supuesto que era posible que ambos se hubieran enamorado con un beso! Yo me había enamorado de ella con una simple mirada. Estaba siendo estúpido actuando de esa manera; me dolía, sí, pero eso era culpa mía, tenía que crecer y madurar a pesar de aquel hecho. De nuevo volví al coche dispuesto a hablar con Zayn e intentar que me diera su punto de vista.
Otra hora y pico de viaje, esta vez más despejado, aunque aún así cuando llegué otras dudas empezaron a acompañarme, no estaba seguro de querer conocer en realidad todos los detalles. Para despejarme bajé un rato a pasear por el puerto. Maravilloso puerto el de esta ciudad, aunque para nada tranquilo. Luces de neón, gente gritando, bailando, hablando, bebiendo… jamás había visto tanta energía adolescente junta. Inmediatamente me vino a la mente el lema “smells like teen spirit”.
Apenas lo dudé un par de minutos antes de sumergirme en aquel mundo ¡Era maravilloso! La gente medio sobria perdía la vergüenza de manera vergonzosa, pensé en hacerlo también, pero realmente odiaba el alcohol, jamás me había emborrachado antes, solía beber en ocasiones pero nunca perdí el control. En esa noche todo era diferente.
Me encontré unas chicas espectaculares que me reconocieron, me invitaron a una copa… o más. Me negué en un principio, pero ¿Qué coño? Mejor liberar un poco la mente antes de enfrentarme a la palabrería de Zayn, porque el chico podía llegar a ser muy convincente con tan solo la palabra y esa mirada…
Estuvimos en varios pubs y pronto se unió otro grupo, esta vez con más chicos. Todos éramos ingleses, pero aun así, no resultó nada fácil entender la conversación balbuceante en inglés. Esa era la rutina, entrábamos a un pub, pedíamos algo de beber muy frío y de mientras bailábamos todos muy pegados; era agobiante pero a la vez imposible alejarse de todo esto. En un momento de lucidez deseé que no llevaran cámaras, sabía que después me arrepentiría de ver ciertas fotos. Pero la sensación de estar olvidándolo todo podía con todo remordimiento.
Hasta aquel punto había controlado bastante penosamente, pero entonces todo empeoró, recuerdo imágenes borrosas: la playa, luces de neón, tiendas eternamente abiertas, más gente bailando, oscuridad y luego… nada.
Me desperté en el apartamento de alguno de los chicos que nos encontramos por la noche, puede que en algún momento de la noche le fuera infiel a Marina, no lo sé… Un momento, ¿Infiel? Esa no es la palabra correcta, o quizás sí, pero no a Marina, sino a mí mismo. Borrachera, sexo con desconocidas… ¿Qué me estaba pasando?
Me eché a llorar nada más ser consciente de la realidad, ésta siempre es cruel, no existe una realidad perfecta, en eso estamos de acuerdo todos, pero la mía en aquel momento rozaba la perfección de la imperfección. Era una realidad perfectamente imperfecta, tanto que casi deseé no haber despertado, quizás un coma etílico hubiera estado bien.
Me levanté de aquella cama desconocida, todo me dio vueltas, incluido el estómago, pero aguanté la compostura. Revisé la casa en busca de pruebas de la noche anterior. Encontré a muchos de los compañeros de juerga de la noche, a los cuales aún no conseguía ponerles cara y nombre a la vez, tirados por los suelos, durmiendo unos al lado de otros, incluso encima, pero ni una prueba delatadora excepto una definitiva: tan solo una cámara de fotos digital estaba a la vista. Revisé la historia nocturna que nos habíamos corrido mientras iba borrando mis fotos más comprometidas. Dejé algunas para que pudiera fardar en twitter. Al parecer también nos bañamos en la playa con ropa, incluso algunas llevaban los tacones en la mano mientras entrábamos; después un gran cartel de una tienda con luces de colores muy llamativas: TATTOOS, no me asusté demasiado en ese momento, aunque igual tendría que haberlo hecho, además de revisarme el cuerpo entero… tan solo vi a algunas de las chicas en la camilla recibiendo la tortura del tatuaje, incluso una se tatuó mi nombre en la espalda.
No estaba preparado parar tanto descontrol e irresponsabilidad, no me sentía a gusto conmigo mismo. Lo peor es que tampoco recordaba dónde había aparcado, así que llegué andando hasta el hotel pero, de nuevo, no pude entrar, mi mundo no parecía ser el mismo que el de resto de los mortales ebrios.
Me estaba destrozando, estaba acabando con el auténtico Louis Tomlinson. Necesitaba volver a mis orígenes, lo decidí nada más ver mi reflejo en un escaparate. No era tanto el aspecto físico, pero me había vuelto horrendo de alguna manera. Decepción, decepción everywhere. Me había decepcionado a mí mismo, había decepcionado a Marina y Zayn por aceptarlo tan mal, y lo peor, había decepcionado al resto del grupo por comportarme como tal, con la mala reputación que eso nos daría.
Pensé en acudir a Harry, sabía que él comprendería todo lo que había ocurrido, Styles siempre estaba de mi parte, pero tuve miedo a que me obligara a quedarme, por lo tanto acudí a Demi, la blondie siempre había escuchado cada una de mis penalidades, y necesitaba que alguien supiera que me iba.
Cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con Liam en su casa, mi cerebro comenzó a trabajar forzosamente para inventar una excusa, algo que no hizo falta ya que Liam se fue en seguida de nuevo gracias a nuestro queridísimo Zayn con tendencias a la desaparición.
Tuve que mentir a Demi, no podía decirle que me iba porque me estaba descontrolando, sin embargo, la mayor parte de las cosas que dije resultaron ciertas, dichas en voz alta sonaban mucho peor, ni siquiera me las había planteado antes, pero eran completamente ciertas, creo que en cierto sentido, con Demi siempre he conseguido ser yo mismo, sincerarme al máximo, mirarme enfrente de un espejo y poder bucear en mí.
Fuimos al aeropuerto, pedimos un taxi para tal empresa porque, como ya te he dicho, no sabía dónde estaba mi coche. No quedaba ningún vuelo para Doncaster, así que lo pedí para Londres, y bueno, el resto lo conoces, la rubia nos metió a los tres en el baño y fue algo bastante incómodo pero ¿Cómo no iba a perdonarlos? Es más ¿Por qué tenían que pedir perdón si quiera? ¿Por enamorarse? Nadie debería pedir perdón por eso, uno no controla su corazón, parece que es un músculo indispensable para el mecanismo humano, pero en realidad él va a su puta bola, no hace caso de lo que el cerebro dicta “las neuronas dejan de funcionar cuando el corazón actúa” y eso es lo que les había pasado: ambos habían intentado odiarse, pero no le dio resultado, ni les daría…
En fin, eso fue la aventura de la noche y media mañana, entonces llegó el momento de ir a la piscina. En el hotel Harry me dejó un bañador y entré el baño para cambiarme. ¡Pum! Sorpresa, un mini tatuaje decoraba mis prefectos abdominales. Entré en pánico, ¿Cómo había podido pasar? Me volvieron nuevos recuerdos de la parte más borrosa, sé que en algún momento pensé en ella, nada extraño, pensé en todo el mundo en realidad; recordé que había una chica rubia en el grupo y no paraba de llamarle así, quizás fue ella la que le pidió al tatuador que me autentificara. Estaba horrorizado, no sabía qué hacer, era demasiado tarde para inventar una excusa sobre por qué no podía ir a la piscina, me até el bañador un poco más arriba, pero obviamente no dio resultado.
No puedo contar mucho más, porque tampoco lo recuerdo. Esa fue mi noche y mi jodido despertar. Así acabé, sin novia, sin coche y tatuado.
